Ora pro nobis de Rafael Marín
Una Europa que vendía sueños por televisiones y redes sociales y que sin embargo no admitía ya a nadie en su paraíso. Una Europa que se decía abierta y había cerrado sus muros a cal y canto. Una Europa vieja que no admitía nuevas sangres que repoblaran de juventud su incierto futuro como centro del mundo.
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