SEXO, DROGA Y CARNAVAL de Rafael María Pastrana Lorenzo
Lo arrojaron por una de las puertas de salida y rodó por diecisiete escalones. Revoleado, casi boca abajo, escuchaba como el público aplaudía a Rambo y Terminator. El odio inicial se había transformado en sorna, palmas por tanguillos, "esto es Carnaval" y la insustituible ola. El gallinero se estaba divirtiendo de lo lindo.
|