Un amor de película de Rachel Winters
— Ay, que maja —le dije, considerándolo un cumplido. Me daba que su padre no estaba de acuerdo—. Pero lo de hoy ha sido del todo excepcional, te lo prometo. Yo no hago esas cosas. No sé por qué, aquello despertó la atención de Ben, que me miró risueño con sus ojos pardos caídos. —¿En serio? —repuso—. Pues es la segunda vez que te vemos tirarle la bebida por encima a alguien en este local. |