El cuaderno de desafíos de Dash y Lily de Rachel Cohn
No es que sea un monstruo al que nadie habla. Lo que ocurre más bien es que las otras chicas me hablan pero, al cabo de un rato, me miran como diciendo «¿PERDÓN? ¿Qué acabas de decir?» y luego vuelven a sus grupos, donde estoy segura de que hablan un idioma secreto de popularidad, y yo continúo dándole patadas sola a la pelota y teniendo conversaciones imaginarias con mis perros y personajes literarios favoritos. Y todas contentas.
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