Diario de una sirena: Ariel I de Rachel Bels
Con la palma de la mano sobre el pecho; deduzco que tratando de ocultar los pedazos quebrados de su corazón. [...] Disimulaba las lagrimas a duras penas, pero los pedazos de su alma rota no eran algo que pudiera ocultar con tanta facilidad, sus ojos castaños no engañaban a aquella niña ingenua
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