Babel de R. F. Kuang
Había dejado atrás todo lo que conocía. No tenía a qué aferrarse, nada a lo que volver. En ese momento, su mundo lo conformaban el profesor Lovell, la señora Piper y la promesa de un país al otro lado del océano. Enterró su vida anterior, no porque fuera horrible, sino porque abandonarla era la única forma de sobrevivir.
|