Praxedis Guerrero
Señalando al cielo con un dedo simoniaco y deletreando páginas de absurdos libros, corre el sacerdote a casa de la ignorancia; predica la caridad y se enriquece en el despojo; habla mentira en nombre de la verdad; reza y engaña; trabaja, trabaja. ¿Para qué trabaja? Para embrutecer a los pueblos y dividirse con los déspotas la propiedad de la tierra.
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