Miradas de humo: La detective de Pilar González Álvarez
Julia Soler respiró unos instantes con ansia. Jadeante apoyó la cabeza en la pared y trató de pensar qué hacer. Después de unos minutos, pasó a la acción. Tiró de los pies del hombre para arrastrarlo hasta su celda. Lo metió debajo de la cama. Quitó una de las sábanas y volvió a la habitación donde había disparado a Clemente para limpiar con ella los rastros de sangre. Antes de guardar los documentos en el cajón, hizo fotos con el móvil al listado de la libreta y a las demás páginas escritas, y se aseguró de que cada cosa quedara en su sitio
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