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Los habitados: 988 de Piedad Bonnett
DESDE EL FRÍO Basta con detenerte allí donde ya nunca -o casi nunca te detienes, los pies firmes en tierra, la mirada buscando la mirada de la fotografía, como un niño empeñado en descifrar los signos de un diorama- la desesperación perfecta y controlada lanzada al mar del nunca más, como una soga, a aquel que desde el marco te sonríe para que desde el frío la piel intacta, eterna, regrese en su tibieza hasta tu mudo anclaje, hasta tu cuerpo vivo, y como un soplo sientas su caricia. |