La nieta del señor Linh de Philippe Claudel
Camina por la acera con cautela. Acurrucada en sus brazos, la niña no se mueve. Está tan tranquila como siempre. Tan tranquila como el alba cuando despunta y poco a poco disipa la noche que envolvía la aldea, los arrozales y el bosque con su manto de tinieblas.
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