Diez lunas blancas de Phil Camino
Puedo cambiar casi todo en mi vida: a mis amistades, a mi marido, de ropa, de nacionalidad, mi dieta. Pero hay muy pocas cosas que no puedo cambiar: mi edad, el hecho de que soy hija de mis padres –y lo que eso supone: ser hermana de, sobrina de,…–, y que soy madre. Así que ser madre no es sólo parir y querer, y aunque parezca raro, tampoco tiene que ver solamente con los hijos. Si algo me han enseñado veinte años de maternidad es que ser madre tiene que ver, y mucho, con comprender qué clase de mujer soy, o quiero ser, o me gustaría ser |