Isla Decepción de Paulina Flores
Mirando todo aquello -y solo estaba recorriendo el living- se daba cuenta de que, tal vez, el problema había comenzado junto con su deseo de tener un lugar propio. La ansiedad la había llevado a sobrecargar el departamento y ahora se sentía tan pesado y denso como un agujero negro, una especie de abismo propio en donde ninguna partícula podía escapar. "Barroco", diría alguien que la estimaba un poquito. "La celda del asesino que se transformó en evangélico", serían las palabras de una persona que la quería de verdad.
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