La princesa de invierno de Paula Gallego
—¿ Por qué sonríes?—pregunta, e inmediatamente después alza las manos—. Me gusta que lo hagas, pero… ¿cómo puedes? —Sonrío porque te acuerdas de cosas que quizá para ti sean insignificantes. —Para ti no lo son—responde con total sencillez, como si eso bastara para él. |