Un país bañado en sangre: Fotografías de Spencer Ostrander de Paul Auster
Las estadísticas son a la vez crudas e instructivas. Los norteamericanos tienen veinticinco veces más posibilidades de recibir un balazo que los ciudadanos de otros países ricos, supuestamente avanzados y, con menos de la mitad de población de esas dos decenas de países juntos, el ochenta y dos por ciento de las muertes por arma de fuego ocurren aquí. La diferencia es tan grande, tan chocante, tan desproporcionada con lo que sucede en otras partes, que hay que preguntarse por qué. ¿Por qué es tan diferente Estados Unidos, y qué nos convierte en el país más violento del mundo occidental?
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