La invención de la soledad de Paul Auster
Estas cuatro paredes solo sostienen los signos de su propia inquietud, y para encontrar algo de paz en este escenario, debe ahondar más y más profundamente en sí mismo. Pero cuanto más cava, menos terreno hay para cavar. Esto resulta indiscutible; tarde o temprano, se habrá consumido por completo.
|