Sunset Park de Paul Auster
Sus lágrimas son incesantes y la voz que sale a través de ellas apenas se oye, muy aguda, como de una criatura, y es un verdadero derrumbe, dice él para sí, una persona más allá de la ira, de la esperanza, una persona enteramente consumida, desdichada, infeliz, pulverizada por el peso del mundo, una tristeza tan agobiante como el lastre de la vida.
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