Sunset Park de Paul Auster
(…) se sentía apático, desmotivado, sin ganas de volver a su escritorio y ponerse a trabajar de nuevo. Ya ha experimentado antes esos paréntesis, sí, pero ninguno tan pertinaz ni prolongado como éste, y aunque todavía no ha llegado a un estado de alarma, empieza a preguntarse si no es el final, si la antigua llama no ha acabado ya por extinguirse. Entretanto, pasa el tiempo sin apenas hacer nada: lee libros, piensa, sale a dar un paseo, ve películas, sigue las noticias del mundo. En otras palabras, está descansando, pero por otro lado es un descanso un poco raro, observa, un reposo impaciente.
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