Sunset Park de Paul Auster
Su padre sonrió, le pasó un brazo por el hombro, lo atrajo hacia su pecho y lo besó en lo alto de la frente. «Eres mi ojito derecho», le dijo. «Nunca lo olvides».
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Sunset Park de Paul Auster
Su padre sonrió, le pasó un brazo por el hombro, lo atrajo hacia su pecho y lo besó en lo alto de la frente. «Eres mi ojito derecho», le dijo. «Nunca lo olvides».
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