La sospecha de Sofía de Paloma Sánchez-Garnica
No se pueden imponer a la fuerza unos ideales por muy loables y encomiables que sean. Si le privas a la gente de libertad no podrás convencerles nunca, y mucho menos a la juventud que necesita volar y elegir y equivocarse, y caer, y levantarse, y triunfar y rendirse, y hasta fracasar. Los jóvenes necesitan vivir su vida, no la que les impongan un grupo de prebostes desde su despacho, pretendiendo controlar haya el número de latidos de su corazón.
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