Las tres heridas de Paloma Sánchez-Garnica
La mayoría de las veces, ustedes, los que se dedican a la literatura, no son conscientes del poder que tienen. Poseen ese bálsamo de fierabrás del que habla don Quijote cuyos extraordinarios efectos podían juntar un cuerpo partido en dos y dejarlo tan sano como una manzana. Sin la magia de la ficción sería imposible recomponer un cuerpo partido, mitigar los dolores de la soledad, repartir ese ungüento que alivia el ánimo y da consuelo en las sombras de la existencia. si los contadores no existieran, habría que inventarlos.
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