El secreto de los Dedos de Aignes: Una aventura trepidante en plena II Guerra Mundial de Pablo Carnicero de la Cámara
Percibió el olor del miedo, del sudor que invadía la panza del C47: olía a pólvora, a hierro forjado para matar; sentía la ansiedad y la tensión que dominaban al soldado que aguardaba junto a él un destino desconocido.
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