Pensar como un iceberg de Olivier Remaud
Cualesquiera que sean las experiencias vividas, el mundo de hielo y de nieve altera las certidumbres. Descivilizan la mirada. Nadie puede hacer trampas con las convicciones, tampoco con los sentidos. Es la prueba de fuego. Cuando ya no distinguimos fondo y superficie, se nos ofrece una alternativa: la contemplación interior, el cuerpo a cuerpo con el hielo y el cielo, cuya imagen luminosa te penetra.
|