Las piedras del frío de Nuria Pagratis
Ante ellas aparecieron leones alados, congelados por el tiempo y soldados aprisionados dentro de una gran base de piedra. Columnas, estelas, bustos alineados, rostros vacíos. Y las pisadas de Flor y Violeta entre los pocos turistas. Sus pisadas eran de zapatos cómodos, sin tacones absurdos. Ellas eran mujeres sabias, con arrugas de supervivencia que aceptaban amablemente y algún kilo de más que delataba su respeto a la vida y a la condición humana que no es perfecta.
|