Año uno de Nora Roberts
A su espalda, la sangre del pájaro empapó la helada tierra, como calentada por una llama. Y palpitó mientras la capa se afinaba, se agrietaba.
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Año uno de Nora Roberts
A su espalda, la sangre del pájaro empapó la helada tierra, como calentada por una llama. Y palpitó mientras la capa se afinaba, se agrietaba.
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