La desafortunada vida de las lombrices: Breve tratado de historia natural de Noemi Vola
La lombriz no tiene aguijones, ni dientes afilados, ni patas veloces, ni púas que pinchen, ni pelaje contra el frío, ni caparazón para esconderse, ni armadura para pelear, ni pinzas, ni garras para arañar, ni siquiera siete vidas como el gato (al que, si alguna vida le va mal, por lo menos le quedan otros seis intentos).
|