La camarera de Nita Prose
—Te doy mi pésame. ¿Seguro que no quieres tomarte el día libre? —Es Gran la que ha muerto, no yo —respondí—. Ya sabe, la función debe continuar. Puso los ojos como platos. ¿Quizá implicaba estupefacción? Nunca entenderé por qué la gente encuentra la verdad más chocante que las mentiras. |