La octava vida (Para Brilka) de Nino Haratischwili
En ese instante, Stasia supo que la piel del mundo se iba a rasgar. Supo que la tierra iba a vomitar y las ruinas iban a hacerse visibles, que una grieta de una profundidad abismal iba a surcar los siglos, a abrirse en la tierra y dejar al descubierto un sangriento abismo.
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