Brumas de Nieves Hidalgo
—Excepto mi abuela y tú, todas las mujeres me han fallado, mi madre primero y después Mariam. Tengo dudas de que Lea vaya a ser distinta, y yo me hice la promesa de no volver a enamorarme. Ya en la puerta, la voz suave de la condesa le dejó un mensaje cargado de razones. —¡Si serás idiota! Como si el corazón entendiese de promesas. |