Pim, pam, pum... Amor de Nick Spalding
El ser taciturno con acné detrás del mostrador emplea unos segundos en decidir si cobrarme la planta de plástico o no, hasta que decide que probablemente Primark no se ha expandido al sector horticultor y empieza a pasar el resto de las mercancías por el código de barras y a embolsarlas. -Serán setenta y seis libras, por favor, señor -dice con el tono de quien está harto de la vida. |