El gato y la ciudad de Nick Bradley
Flo no tenía aire acondicionado porque era demasiado caro, pero sí que tenía un montón de libros. Sus estanterías estaban llenas de ellos, de modo que todo su espacio estaba ocupado ya. Ver sus libros la tranquilizaba, la hacía entrar en calma. Si bien había leído la mayoría de ellos, muchos la seguían esperando, lo cual la animaba y conjuraba una de sus palabras japonesas favoritas, «tsundoku», una palabra que necesitaba toda una frase para traducirla: el hecho de comprar libros y apilarlos en una estantería sin leerlos.
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