Tan negro como lo pintan de Ngaio Marsh
Las señoras de la limpieza atacaban umbrales y picaportes. Las dueñas de casa habían salido, con sus cestas de compras. Un hombre de cutis purpúreo que presumiblemente pertenecía al ejército, de la edad del señor Whipplestone, salió de una casa. Pasó una niñera llevando un cochecito, ocupado por un bebe y escoltado por un peatón de seis años y un perro grande; se dirigían hacia el parque a marcha decidida. El cartero estaba cumpliendo con su recorrido.
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