Claroscuro de Nella Larsen
Sentada a solas en el silencio del salón, delante del agradable resplandor de la chimenea, Irene Redfield deseó, por primera vez en su vida, no haber nacido negra. Por primera vez sufría y se rebelaba porque no era capaz de sacudirse el lastre de la raza. No bastaba, lloró en silencio, con sufrir como mujer, como individuo, cada cual por lo suyo, no: había que sufrir también por la raza. Era brutal e inmerecido. imposible que existiera un pueblo tan maldito como el de los oscuros hijos de Cam.
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