Siega de Neal Shusterman
Los políticos, los dictadores y los belicistas no estaban contentos, claro, pero sus voces, que siempre habían parecido tan fuertes y amedrentadoras, de repente resultaron insignificantes.
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Siega de Neal Shusterman
Los políticos, los dictadores y los belicistas no estaban contentos, claro, pero sus voces, que siempre habían parecido tan fuertes y amedrentadoras, de repente resultaron insignificantes.
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