Nimbo de Neal Shusterman
—Por favor —suplica mientras las lágrimas sobrepasan el intento de sus nanobots emocionales por consolarlo—. Por favor, dame una señal. Es lo único que pido. Sólo una señal de que no me has abandonado. Y entonces me doy cuenta de que, aunque existe una ley que impide mi comunicación directa con un indeseable, no hay ninguna contra las señales y los milagros. —Por favor… Así que le concedo el deseo. Accedo a la red eléctrica y apago la luz. |