Más allá del equinoccio de primavera de Natsume Soseki
Sentada justo frente a mi, Saku, me pareció un dondiego dibujado con la delicadeza de la tinta china (...) ¿Por qué tenía que ser tan complicado?, me pregunté atónito. ¿Por qué debía ser yo como una de esas pesadas pinturas al óleo?
|