Mi error fue buscarte en otros brazos: Serie Mi error 2 de Moruena Estríngana
—Gracias. —De nada —me contesta antes de atrapar mis labios de nuevo—. Creí que me costaría más contártelo. —A veces retrasamos tanto las conversaciones que nos atormentan que, cuando al final hablamos de ello, nos sentimos liberados y nos damos cuenta de que hemos sido unos tontos por retrasarlas. No te hace más débil hablar de lo que te preocupa. La gente que te quiere sabe cuándo estás mal y si no les dices lo que te pasa, sufren más. |