Me gusta cuando un guionista rompe la continuidad para inventar historias con principio y fin y, sobre todo, mucha personalidad. En este tomo, Millar pone su punto de partida en un futuro 50 años después de que los supervillanos se unieran para destruir a todos los superhéroes y dominar por fin el planeta como dioses. Logan, traumatizado por un secreto que no quiere revelar, ha renunciado a su condición salvaje y vive una vida pacífica y sumisa, dominado por crueles señores feudales descendientes de Banner. Pero su vida se complica y decide echar una mano a un viejo ojo de halcón ciego que necesita que le haga de guía por toda la geografía de EEUU, en un viaje en el que tendrá que luchar contra su propia promesa de morir antes que volver a sacar las garras. Un road trip vibrante y muy inteligente, un viaje que te deja con ganas de más Lobezno. |