La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
La gente, en su mayoría, huye de sus penas hacia el futuro. Se imaginan, en el correr del tiempo, una línea más allá de la cual sus penas actuales dejarán de existir. Pero Teresa no ve ante sí rayas como esas. Lo único que puede consolarla es mirar hacia atrás. Otra vez era domingo. Cogieron el coche y se fueron lejos de Praga.
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