Mujer equivocada de Mercedes Rosende
Comienzo a sentir esa inquietud que no se aplaca con un sánguche, ese desasosiego que hace que todo lo demás —la cuenta de banco en rojo, las traducciones sin hacer y hasta los kilos que se amontonan— se desvanezca hasta quedar diluido frente a una torta de chocolate rellena de mousse de dulce de leche y salpicada de nueces.
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