Creo en una cosa llamada amor de Maurene Goo
Había un chico parado en el umbral de la puerta. Tachen chico, era un espécimen de chico increíblemente perfecto. Alto pero sin ser larguirucho, pelo negro alborotado parcialmente metido dentro de un gorro de lana gris. Vestía unos jeans oscuros y una camiseta de mangas largas bajo un chaleco inflado azul marino. Y, Dios misericordioso, su rostro: piel aceitunada, una mandíbula angular que podía cortar el cristal, ojos oscuros enmarcados por un par de cejas serias, y una boca ancha que sonreía con indecisión mientras miraba dentro del salón de clases
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