Yo, Tituba, la bruja negra de Salem de Maryse Condé
Fue el mar lo que consiguió curarme. Su gran mano húmeda en mi frente. Su vapor en mis fosas nasales. Su amarga poción en mis labios. Poco a poco, fui recomponiendo los pedazos de mi ser. Poco a poco, me atreví a alimentar de nuevo cierta esperanza.
|