Cuentos góticos de Mary Shelley
No existe un sentimiento más pavoroso que el que invade a un corazón humano débil dispuesto a gratificar los impulsos ingobernables en contradicción con los dictados de la conciencia. Se dice que los placeres prohibidos son los más complacientes: puede ser así con las naturalezas rudas, con aquellos que aman la lucha, el combate y la contienda, que encuentran felicidad en una refriega y gozo en el conflicto de la pasión. |