Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Deseaba el amor y la amistad, pero me eran cotidianamente negados ¿No es esto una cruel injusticia? ¿Debo, acaso, ser considerado como el único criminal, cuando todos los humanos han pecado contra mí? ¿Por qué no desprecia usted a Félix que me arrojó de su lado con horror y asco? ¿por qué no maldice al campesino que disparó sobre mí que acababa de salvar la vida de su hija? ¡No, para usted ellos son seres llenos de pureza! Yo, el miserable, el proscrito, soy tan solo un monstruo hecho para ser golpeado e injuriado.
|