Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
¿Y dónde está ahora? ¿Se ha perdido para siempre este ser amable y delicado? ¿Ha perecido esta mente, tan repleta de ideas, imaginaciones fantasiosas y magníficas, que formaban un mundo cuya existencia dependía de la vida de su creador? ¿Acaso existe sólo en mi recuerdo? No, no es así; tu forma, de traza tan divina y rebosante de belleza, se ha desintegrado, pero tu espíritu sigue visitando y consolando a tu desventurado amigo.
|