Siempre demasiado y nunca suficiente de Mary L. Trump
Nada de lo que Donald dijo durante la campaña, desde su desprecio a la secretaria del Estado, Hillary Clinton, posiblemente la candidata presidencial más calificada en la historia del país, como una "mujer desagradable", hasta su burla a Serge Kovaleski, un reportero discapacitado del New York Times, se desvió de lo que se esperaba de él. De hecho, recordé todas las comidas familiares a las que había asistido durante las cuales Donald había hablado de todas las mujeres que consideraba feas y gordas o de los hombres, normalmente más hábiles o poderosos que él, a los que llamaba perdedores, mientras que mi abuelo, y Maryanne, Elizabeth y Robert, le reían las gracias. Ese tipo de deshumanización casual de la gente era común en la mesa de los Trump.
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