Mary Austin

En nuestra sociedad, cuando una mujer deja de cambiarse el peinado, uno supone que ha superado la crisis de su vida. Si sigue ondulándose o alisándose el cabello con las modas pasajeras, suele suponerse que nunca se ha enfrentado a nada demasiado trascendental para ella.

QUEDAN AÚN ALGUNOS LUGARES EN el oeste donde las codornices gritan , donde el habla es suave y las maneras amables; donde todos los platos llevan chile y aprovechan más el 16 de septiembre que el 4 de julio. Me refiero en concreto al pueblo de Las Uvas. Donde está, cómo llegar hasta él, no lo sabrá por mi; prefiero mostrale el nido de la garza en las ciénagas.

En nuestra sociedad, cuando una mujer deja de cambiarse el peinado, uno supone que ha superado la crisis de su vida. Si sigue ondulándose o alisándose el cabello con las modas pasajeras, suele suponerse que nunca se ha enfrentado a nada transcendental para ella. La mujer india imprime el mismo toque personal en el dibujo de sus cestas.

Uno debe aprender a administrar bien la punzada de la belleza inexpresable, para no gastárselo todo en una sola tienda. Aún habrá un año más, y otro.