La filosofía del tocador - Colección Club Diógenes de Marqués de Sade
La especie entera se aniquilaría, y el aire no sería menos puro por ello, ni el astro menos brillante, ni la marcha del universo menos exacta. ¡Hay que se imbécil para creer que nuestra especie es tan útil al mundo que quien no trabaje por propagarla o quien perturbe esa propagación no se volvería necesariamente un criminal! Cesemos de estar ciegos en este punto, y que el ejemplo de los pueblos más razonables nos sirva para convencernos de nuestros errores.
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