Cinder: Las crónicas lunares, 1 de Marissa Meyer
Con una sonrisa forzada, Cinder hizo un gesto hacia el príncipe. —Iko, por favor, presenta tus respetos a nuestro cliente. —Bajo la voz—. Su Alteza Imperial. Iko alargó la cabeza y dirigió el sensor redondo hacia el príncipe, quien le sacaba casi un metro de altura. La luz cobró intensidad cuando el escáner lo reconoció. —Príncipe Kai —dijo con su voz metálica y chirriante—, sois incluso más atractivo en persona. A pesar de que el príncipe se echó a reír, Cinder sintió que se le encogía el estómago, avergonzada. —Compórtate, Iko. Entra. |