Scarlet de Marissa Meyer
—Espera. Lobo se detuvo y la miró. Scarlet se acercó a él con una ceja enarcada. —Vuelve a hacer eso. Lobo retrocedió ligeramente, con un brillo nervioso en la mirada. —¿Qué haga qué? —Sonríe. La orden obtuvo la respuesta contraria. Lobo retrocedió, con la mandíbula tensa, como si quisiera asegurarse de que sus labios permanecían cerrados. Scarlet vaciló solo un instante antes de acercarle las manos a la cara. Lobo torció el gesto, pero no se movió cuando ella lo tomó por la barbilla y le separó los labios delicadamente con el pulgar. Lobo tomó aire antes de tocarse la punta de un diente con la lengua. No eran normales. Aquellos dientes largo y afilados casi parecían colmillos. |