Cinder: Las crónicas lunares, 1 de Marissa Meyer
—Podéis llamarme Cin… —la puerta se cerró entre ellos— der. Cinder. A secas. Alteza. —Apoyó la espalda contra la pared con un gesto derrotado y se golpeó la frente con los nudillos—. Os enviaré una com. Podéis llamarme Cinder —repitió, con tono burlón. Se mordió el labio—. No hagáis caso de la chica que no sabe cuándo dejar de hablar.
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